Hay que poner en forma el cerebro y la mente, sobre todo mediante un estilo de vida saludable: dormir lo suficiente, una alimentación de calidad, una oxigenación suficiente…
Mantener el capital energético, resistir el estrés y la fatiga intelectual… ¡todo ello depende de lo que se coma cada día!
Estrés mal gestionado = trabajo intelectual perturbado
El estrés durante este período es normal. Viene del deseo de tener éxito, de sobresalir. Pero si se gestiona mal, como es el caso de muchos estudiantes, tiene efectos perjudiciales. ¿Cuáles son?
Para evitar que tu coeficiente intelectual se quede atrás, consejos científicamente argumentados para potenciar tus neuronas
Sorprende empezar con este consejo, ¿no? Y sin embargo, sin éste, los demás son casi inútiles…
De hecho, el sueño y la cognición son inseparables: la información memorizada mientras se está despierto se consolida durante la noche (si nos dormimos en una tarea recién aprendida, ¡mejoramos nuestra memoria en un 30%!) ; se crean nuevos circuitos neuronales que permiten memorizar a largo plazo.
Los investigadores del INSERM han demostrado que existe una correlación entre un tiempo de sueño inferior a 7 horas durante la semana con una hora de acostarse o levantarse tarde los fines de semana y, la disminución de la materia gris en ciertas regiones del cerebro de los adolescentes (la falta de sueño altera el cerebro de los adolescentes).
Los estudios también demuestran que los adultos jóvenes tienen una deuda de sueño, sobre todo relacionada con el uso nocturno de las pantallas.
El 91% de los estudiantes duerme menos de ocho horas por noche, y el 20% de ellos menos de seis horas (el tiempo ideal es de 8 a 9 horas).
El 38% de los estudiantes encuestados sufre de insomnio, causado por el estrés o la ansiedad*. Esta falta de sueño favorece naturalmente la somnolencia durante el día.
Hay que añadir que para muchos adolescentes/estudiantes, la exposición tardía a la luz azul de las pantallas de los teléfonos desplaza la secreción de melatonina, la hormona del sueño. Se tarda más en conciliar el sueño y éste es de peor calidad y menos reparador.
* Estadísticas del estudio de Harris Interactive de marzo de 2015 para SMEREP.
Vuelve a poner el sueño en su sitio, después los momentos de repasar la lección y organiza tus días en consecuencia (y no al revés):
El cerebro no es una máquina de pensar que funciona de forma lineal.
Sigue ciclos naturales de actividad y descanso. Por lo tanto, sólo puede concentrarse en una actividad durante un periodo de tiempo limitado, tras el cual necesita un descanso para poder realizar la siguiente tarea con eficacia.
Podemos decir que el cerebro se cansa… Con la falta de sueño será peor, por supuesto. El siguiente diagrama ilustra estos ciclos.
Organiza tu día según estos biorritmos
A primera hora de la mañana: repasar lo aprendido, hacer ejercicios prácticos. Lo mismo después de comer.
Final de la mañana y final de la tarde: Son dos momentos para tener el privilegio de aprender y retener bien. La memoria está al máximo (en relación con el aumento de la temperatura corporal y el nivel de azúcar en la sangre).
Si es necesario, haz una pequeña siesta después de comer (20 minutos como máximo).
No olvides que la regularidad es esencial para una buena memoria.
La cronobiología del organismo, 24 horas
Como sabemos, el cerebro puede ser un órgano pequeño (apenas el 3% del cuerpo), pero sin embargo es muy exigente, sobre todo en su consumo de glucosa que es su combustible preferido en presencia de oxígeno.
Investigadores de la Universidad de Laval han descubierto que el estrés provocado por el trabajo intelectual conduce a un consumo espontáneo de calorías y provoca fluctuaciones en los niveles de glucosa e insulina en sangre.
Así que ten cuidado de no caer en la trampa del picoteo azucarado que da la ilusión de un impulso en el momento, pero que garantiza la hipoglucemia y el malestar. Contraproducente.
EN LA PRÁCTICA: COMER TRES VECES AL DÍA…
Ejemplos de aperitivos:
En el proceso de memorización intervienen mensajeros bien conocidos con nombres evocadores: la dopamina, para la atención, la motivación y la recuperación de conocimientos*; la serotonina, fundamental para el sueño y que influye en la memoria. La serotonina también conduce a la «zenitud», nos ayuda a dar un paso atrás y a gestionar mejor el estrés, todo lo cual favorece la codificación y restitución de la información**.
Para que estos mensajeros esenciales sean bien sintetizados por el organismo, la materia prima que hay que aportar es la proteína: del triptófano para la serotonina**, la tirosina para la dopamina*. Con vitaminas B y magnesio.
EN LA PRÁCTICA: PROPORCIONAR AMINOÁCIDOS…
Pide consejo a un profesional de la salud.
Nathalie Jarrige, dietista, responsable de formación dpto Nutergia
Nutergia te acompaña con:
ERGYFOSFORYL – Apoyo a las capacidades intelectuales
Está compuesto por fosfolípidos marinos, aceites de pescado ricos en omega-3 y cofactores vitamínicos.
ERGYFOSFORYL contiene :
* El efecto beneficioso se obtiene con 250 mg de DHA al día.
Consejos de uso :
De 2 a 4 cápsulas al día, durante las comidas.
Ventajas de ERGYFOSFORYL:
ERGYSTRESS – Cómo afrontar el estrés y la fatiga
Falta de motivación para el repaso, inquietud y necesidad de serenidad o sueño alterado…
ERGYSTRESS para recuperar la motivación
Gracias a la tirosina, aminoácido precursor de la dopamina, y a la schizandra, planta conocida por ayudar al organismo a hacer frente al estrés temporal.
Consejos de uso:
De 1 a 3 cápsulas al día, preferiblemente antes del desayuno.
Share On