Como nuestro cerebro está formado por un 30/50% de lípidos, parece que no es tan sencillo… Sí es bueno entrar en guerra contra ciertos aceites (ácidos grasos saturados de las grasas animales, ácidos grasos trans de los productos industriales…), pero también es esencial ser consciente de la importancia de ciertos ácidos grasos en nuestra biología celular.
Los aceites y las grasas forman parte de la gran familia de los lípidos. Los lípidos están formados por moléculas de ácidos grasos, que pueden existir en forma libre en el organismo para realizar funciones celulares específicas.
Hay dos tipos principales de ácidos grasos:
Los ácidos grasos poliinsaturados son los más interesantes de los lípidos. También son conocidos.
¡Los famosos omega-3 y omega-6 no son más que ácidos grasos poliinsaturados especiales!
Los ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs) son considerados «esenciales» por la ANSES (Agencia Nacional de Seguridad Alimentaria, Ambiental y Salud Ocupacional):
La dieta humana ancestral era rica en ALA, EPA y DHA y contenía poco LA y ningún ácido graso trans.
Ha evolucionado en los últimos 100 a 200 años, lo que ha contribuido a las llamadas enfermedades de la civilización (alergias, trastornos osteoarticulares y neuronales, etc.).
Aunque los niveles de LA en nuestra dieta occidental parecen cubrir nuestras necesidades, los niveles de ALA y EPA/DHA están muy por debajo de las recomendaciones.
Estos ácidos grasos están implicados en :
Por ello, no es de extrañar que numerosos estudios muestren los efectos beneficiosos de los ácidos grasos poliinsaturados en :
Una dieta rica en lípidos es buena, pero hay que tener cuidado de elegir las grasas adecuadas.
Limitar el consumo de alimentos ricos en :
Favorece los alimentos ricos en ácidos grasos poliinsaturados:
¿Sabías que los frutos secos y las semillas oleaginosas son una de las mejores fuentes de ácidos grasos buenos? Ideales para un pequeño tentempié, ¡no te prives de ellos!
Los expertos han demostrado que un puñado de semillas oleaginosas (nueces, avellanas, almendras, etc.) al día es suficiente para obtener múltiples efectos saludables:
Un buen perfil de ácidos grasos no es suficiente para obtener un aceite de calidad. De hecho, es esencial elegir un método de extracción no agresivo, que permita preservar la integridad y los beneficios de los ácidos grasos.
Por ello, se recomienda favorecer los aceites vírgenes que se obtienen únicamente por mecanismos físicos y mecánicos. Esta elección garantiza, por tanto, la ausencia de disolventes químicos y de contaminantes relacionados con la desodorización y la decoloración.
Además, estos aceites están libres de derivados oxidados relacionados con el calentamiento y tienen un contenido óptimo de vitaminas y antioxidantes vegetales (carotenoides, tocoferoles, pigmentos), con efectos beneficiosos para la salud.
Así que presta atención a las etiquetas.
También prefiere los aceites crudos (en los aderezos para ensaladas, por ejemplo) para evitar la formación de derivados oxidados o ácidos grasos trans…
Para cocinar, prefiera el aceite de oliva o de coco, que es mucho menos sensible al calor.
Nicolas Couturier, doctor en ciencias, asesor científico.
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